Este fin de año lo terminé de la manera más desalentadora.
Me fui unos días de vacaciones a la playa y me pasaron esas cosas que uno no espera y que no hacen más que traernos disgustos.
Voy a hacer un breve resumen de esto a modo de introducción para meterlos en contexto y explicar lo que realmente quiero.
La idea no es hacer una crónica detallada de mis vacaciones, sino simplemente contarles los dos episodios que viví en un lapso de 4 horas y que me dejó muchas sensaciones amargas acerca de cómo trabajan las empresas y cómo se comportan con sus clientes.
Especialmente cuando se presentan problemas.
Primer episodio: llego a destino luego de dos horas de viaje, voy a buscar mis maletas a la cinta correspondiente, sale la primera, espero la segunda, la espero… la espero… la espero… y no la espero más: la maleta no estaba.
Un error lo comete cualquiera, más en estas fechas, con tanta gente viajando a tantos lados al mismo tiempo. El problema fue que nadie de la aerolínea me ayudó como correspondía.
Nadie se hizo cargo de nada, no respondían mis preguntas, no me daban ninguna solución, todos se lavaban las manos diciéndome platica con ése de allá, desvinculándose de toda responsabilidad.
Por suerte a las 8 horas me llamaron diciéndome que la maleta había aparecido. Pero durante mucho tiempo nadie hizo nada en nombre de la aerolínea para resolver el problema que ellos ocasionaron.
Segundo episodio: llego al hotel con mi reserva impresa que había hecho con más de un mes de antelación, sabiendo que iba a estar todo ocupado. Lo hice a través de una de las empresas más importantes de venta online, ésa que vende pasajes y hoteles en todo el mundo.
Encima, para peor, me encargué de llamar, pregunté una y mil veces si no iba a tener ningún problema y me dijeron que no, que iba a estar todo bien, que no iba a haber ningún inconveniente.
¿Qué pasó? En el hotel me dijeron que no tenían ninguna reservación a mi nombre y que estaba todo ocupado.
Llamé a esta empresa y después de esperar en línea más de diez minutos, me dijeron que iban a checar otros hoteles para ver si tenían disponibilidad y que me marcaban al rato.
Obviamente no me llamaron más y no me dieron ningún tipo de solución.
Ahí me quedé pensando en cómo a una empresa le puede importar tan pero tan poco sus clientes.
Lo único que le interesa es vender y facturar a como dé lugar, y si después no cumplen con lo prometido, con lo pactado, no le importa en absoluto.
Todas sus energías y sus esfuerzos están puestos en vender y facturar. Nada más.
Si este tipo de empresas depositasen esas mismas energías que ponen en vender en resolverles los problemas a sus clientes -que ellos mismos ocasionan- otra sería la película. Estaríamos hablando de empresas comprometidas con su público, nobles, éticas y serias.
Como la cosa no pasa sólo por facturar y vender más y más sin importar las consecuencias, aquí les comparto cuatro pasos fundamentales para estar en la cabeza de nuestro público, saber cómo piensan, qué les interesa, con el fin de aumentar las conversiones y generar vínculos más estrechos.
Y, en el caso de que se presente algún inconveniente, estar en el momento justo para resolverlo como corresponde.
Los siguientes tips pueden parecer demasiado obvios, pero no todas las empresas los ponen en práctica.
1. Fomentar la comunicación
Para obtener una excelente retroalimentación es fundamental decirle a nuestro público que queremos saber de ellos, saber qué piensan.
Para ello simplemente debemos añadir call to actions en nuestro website que les permita a nuestro clientes contactarse con nosotros y saber qué piensan.
De esta manera sabremos si estamos haciendo las cosas bien o si tenemos que cambiar algo.
2. Abrir más líneas de comunicación
En la era de comunicación, tener más canales nos permitirá estar en contacto con más gente.
Esto puede parecer bastante obvio, pero así le daremos a la gente la posibilidad de utilizar el método que les resulte más cómodo.
A su vez, teniendo una fuerte presencia en las redes sociales nos permitirá ayudar a los clientes con cada uno de los problemas o inconvenientes que se les presenten.
Esto, a su vez, hará que el público sepa que somos fiables y de confianza.
3. Realizar encuestas de satisfacción
Además de demostrar interés para saber cómo estamos trabajando, estas encuestas son una suerte de termómetro para ver dónde estamos parados, en qué estamos fallando para actuar en consecuencia.
4. Pedir testimonios y opiniones
Si no pedimos opiniones, es probable que no nos las den. Por eso, aumentando esta retroalimentación estaremos incrementando las conversiones.
A su vez, todos los testimonios, sean negativos o positivos, nos beneficiarán, ya que nos permitirán obtener nuevas ideas para nuevos productos, encontrar nuevas áreas de oportunidades y mejorar nuestra exposición en las redes sociales.
Recuerdo que cuando era niño y un compañero de la escuela me invitaba a su casa mi madre siempre me decía que tenía que ser educado y colaborar con lo que sea.
Siempre me decía lo mismo: lo importante no es que te inviten una vez, sino que te vuelvan a invitar.
Con nuestros cliente pasa lo mismo: lo importante no es que te compren una vez, sino que te vuelvan a comprar.